10 jul 2006

¡Bravíssima Italia!


Cuatro son ya los campeonatos del mundo que guardan los transalpinos en su memoria futbolera. Un país con el antecedente de haber sido un gran imperio colonial, en el año 2006 fue más allá de las fronteras cosechadas en la antigüedad. El mayor gladiador del pueblo italiano, el capitán Cannavaro, fue el encargado de levantar la deseada copa ante la mirada en alto de sus compañeros y de la gran masa de los pueblos existentes.


La épica de los campeones renace en las grandes citas. Da igual una situación adversa justo después del pitido inicial, el gol de penalti transformado por Zidane no hizo dudar de sus posibilidades al combinado italiano. Seguir y seguir luchando de forma incansable es quizá la mejor medicina para combatir las peores atrocidades. Y por ello la recompensa del gol de Masterazzi en el minuto 19’ recomponía las expectativas creadas por el pueblo de los gladiadores. 1-1.


Los franceses que confiaban en su suerte para llevarse el segundo mundial en la historia se echaron atrás y se dejaron dominar hasta permitir el empate italiano.


La reanudación del partido tras el descanso vino bien para los “blues”. Despejados mentalmente y con el punto de mira más acertado se volcaron al ataque poniendo en serios aprietos a los muros de los defensas rivales. Poco a poco el cansancio de un calendario apretado a lo largo de la extensa temporada iba haciendo mella en los futbolistas de ambas selecciones, todos ellos jugadores de clubes de primer nivel. No obstante, los italianos provocaron una parálisis emocional generalizada al aficionado, ya que un gol de Iquinta no subió al marcador por fuera de juego. La prórroga era inevitable, y ambos conjuntos pedían clemencia al cuadro arbitral.


La media hora de fútbol antes de los penaltis fue un partido de idas y vueltas. Roto totalmente el partido y con mucha tensión, además de cansancio, entre los futbolistas fue un tributo al fútbol desorganizado por el bien del espectador. Sin emnargo, la mala “cabeza de Zidane” le prohibió de chutar uno de los cinco penaltis de los elegidos. Roja directa y a la calle, mala despedida para un jugador que atesora en sus piernas una gran clase, pero que en momentos de máxima concentración pierde el rumbo de su cabeza para dirigirla hacia los contrarios.



La fatídica tanda de penaltis llegó tras el empate a uno de las selecciones. La suerte estaba echada, un campeón y un subcampeón. De la frase: “Lo importante es participar”, ya no queda nada. Ganar o perder, esa es la cuestión. Por ello los italianos vencieron por 5-3 en la tanda de la suerte, Trezeguet cabizbajo se maldecía por fallar el penalti que sus compañeros sí estuvieron acertados. Por lo tanto, para bien de los italianos y para mal de los franceses: Italia conquistó al mundo, por cuarta vez.

Pd: Foto fifa.com y vídeo gentileza ususarios Youtube.com.

3 comentarios:

Csai D. dijo...

En Estados Unidos sacaron un separado en CNN sobre Zidane, cuya acción la compararon con la mordida de Tyson a Holyfield, o el cabezazo de Rodman a un juez en la NBA.

Jose Luis Rodríguez Beltrán dijo...

@Eduardo garcia
Cierto yo creia que Zidane no se llevaria el trofeo al mejor jugador del mundial por el cabezazo...nadie puede dudar que es uno de los grandes y será redcordado así, pero también no nos olvidaremos de sus pataletas infantiles. ¿Doble personalidad?

@csai d
No tenia ni idea...la verdad es que es muy impactante la imagen del cabezazo del zidane, lo hace de forma muy premeditada porque se da la vuelta y coge impulso para hacer daño, además sabe muy bien teledirigir su frente hacia el pecho...muy mal hecho por "zizu".

El Cronista Deportivo dijo...

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